¿Cual
sería la antítesis de un mundo donde el terrorismo domine todos los
ámbitos de la
sociedad, y esta lacra fuese la máxima preocupación de sus ciudadanos ? Y
no me
refiero al concepto de terrorismo entendiendo a este no solo en sus
formas de
violencia armada asesina e irracional, pues hay otras formas de
terrorismo sutiles y encubiertas, donde los poderes del Estado,
el mediático sobre todo, se ufanan en hacerlo inexistente y es el miedo
a la represión del Estado. De
este terrorismo nos hablara Germán
Gorraiz.
¿Como seria ese estado ideal donde sus
ciudadanos podrían vivir en armonía y paz,
acaso el Estado español tiene capacidad y voluntad para generar esa
tranquilidad a la población? A los
poderes del Estado español se les llena la boca de prepotencia cuando se refieren
a una presunta cruzada en su “lucha
contra el terrorismo” , con la inefable ayuda , claro está, de sus poderes mediáticos
, que aunque no conste oficialmente como ministerio, ( tal y como lo hacía
Franco con su Ministerio de Información y Turismo) el poder mediático es su
arma más efectiva en la tarea de “concienciar” a la población donde está la “ verdad”, el “bien”
y el “mal” .Y este dato lo entenderán mejor aquellos que identifican al Estado burgués
con el capital, con las poderosas oligarquías, dueñas también de los más
poderosos medios de comunicación, y sus agencias de noticias. Ellos marcan la verdad y la mentira, para
legitimar al estado y oculta sus atropellos , porque saben que sus intereses están
íntimamente ligados. Y así crean las matrices de opinión que debe tener la población,
para poder manipularla.
Y así este Estado creado por los herederos del
dictador Franco, con sus poderosos recursos mediáticos y una caterva de políticos
oportunistas sin escrúpulos en servir a
los intereses del capital comandados por
los poderes neo franquistas, se han hartado
de legitimar este Régimen como democrático. Alabando legitimando y blanqueando todos sus desmanes.
Y así nos han impuesto cuarenta años de
farsa democrática. Y es de destacar al más dañino e impresentable de todos ellos,
Felipe González, un autentico referente de la maldad antidemocrática
personificada, un agente de la CIA para entregar a los USA el territorio Hispano
a los militares de la OTAN, y que parece que aun esta en nomina dado su afán
por inmiscuirse en los planes que la CIA tiene con Venezuela para destruir la Revolución
Chavista.
En este artículo de Germán Gorraiz cuando nos habla de distopia se refiere a un terrorismo diferente, donde es el miedo el arma que genera puro y duro terror a la represión del Estado. Se está refiriendo a la Ley antiterrorista , vigente sin ETA, se refiere a la “Ley Mordaza” y la ultima y reciente brutalidad de los heredera judiciales del TOP franquista, la Audiencia Nacional´, por “delitos de terrorismo” tras un altercado con dos miembros de la Guardia Civil y sus parejas que derivó en un parte médico de “lesiones menores” y que en su día fue calificado por juristas y Jefes de la Guardia Civil como “delitos de odio” y donde se les está pidiendo la desorbitante petición de de 52 años de condena por una trifulca de bar
Tal
para qual, todos conchavados
|
Por Germán Gorraiz López
¿”Terrorismo jurídico” en la sui generis
democracia española?
El término distopía fue acuñado a finales
del siglo XIX por John Stuart Mill en contraposición al término eutopía o
utopía, empleado por Tomas Moro para designar a un lugar o sociedad ideal. Así,
distopía sería “una utopía
negativa donde la realidad transcurre en términos antagónicos a los de una
sociedad ideal”.
Las
distopías se ubican en ambientes cerrados o claustrofóbicos enmarcados en
sistemas antidemocráticos, donde la élite gobernante se cree investida del
derecho a invadir todos los ámbitos de la realidad en sus planos físico y
virtual e incluso, en nombre de la sacro-santa seguridad del Estado, a eliminar
el principio de inviolabilidad (hábeas corpus) de las personas.
Todo ello serían síntomas de una
peligrosa deriva totalitaria del sistema democrático que tendría como paradigma
el llamado “affaire Alsasua”, en el que siete jóvenes de la localidad navarra
de Alsasua podrían ser condenados a penas estratosféricas de 52 años de prisión
al ser acusados de “delitos de terrorismo” tras un altercado con dos miembros
de la Guardia Civil y sus parejas que derivó en un parte médico de “lesiones
menores” y que en su día fue calificado por juristas y Jefes de la Guardia
Civil como “delitos de odio”.
*¿”Terrorismo jurídico” en la sui
generis democracia española?*
Para entender la actual situación
distópica, se antoja necesario repasar la silente deriva involucionista de la
actual democracia española. Un hito fundamental en la espiral involucionista
del régimen del 78 sería la
implantación por el Gobierno socialista de Felipe González de la Ley
Antiterrorista de 1.985, definida por José Manuel Bandrés en su artículo “La
Ley antiterrorista: un estado de excepción encubierto”, publicado en el
diario “El País”, como “la aplicación de facto del estado de excepción
encubierto”. Dicha Ley Anti-terrorista (todavía vigente a pesar de la ausencia
de actividad por parte de ETA), sería un anacronismo propio de la
dictadura franquista, un limbo jurídico que habría convertido los sótanos de
cuartelillos y comisarías en escenarios distópicos de naturaleza real (no
ficticia) y en Guantánamo virtuales refractarios al control de jueces,
fiscales y abogados y que facilitarían la labor de los Cuerpos de Seguridad del
Estado para obtener evidencias delictivas mediante prácticas inadecuadas (léase
tortura), prácticas confirmadas por las declaraciones de
Luis Roldán, Director General de la Guardia Civil con Felipe González.
La deriva regresiva tendría su
continuación con la Ley Orgánica 7/2000 del Gobierno Aznar que incluyó como
novedad la aparición del llamado “delito de exaltación del terrorismo” y
prosiguió su escalada con la firma por Aznar y Zapatero del llamado “Pacto por
la Justicia y las Libertades” de 2003 que instauraba de facto “la cadena
perpetua estratosférica” al elevar la pena máxima de cárcel hasta cuarenta
años, superando la “crueldad del régimen de Franco “ que contemplaba los 30
años de cárcel como pena máxima). En el paroxismo de la involución, hemos
asistido a la reciente modificación del Código Penal para constreñir hasta su
nimiedad los derechos de expresión (Ley Mordaza) y a la ultimísima firma entre
Rajoy y Sánchez del llamado
“pacto antiyihadista” que bajo la falacia de combatir el terrorismo yihadista
“convierte en delitos terroristas infracciones menores o conductas lícitas y
supone un ataque a la línea de flotación del sistema
constitucional” en palabras de Manuel Cancio Meliá (artículo 573.1).
El objetivo último sería criminalizar a
grupos y entidades díscolos y refractarios al mensaje del establishment
dominante del Estado español, elementos constituyentes de la llamada “perfección
negativa”, término empleado por el novelista Martín Amis para designar “la
obscena justificación del uso de la crueldad extrema, masiva y premeditada por
un supuesto Estado ideal” y cuyo penúltimo episodio sería el “affaire Alsasua”
que según dictamen del Tribunal Supremo “ tendría encaje en el artículo 573.1
del Código Penal” y en consecuencia será juzgado por la Audiencia Nacional como
“hechos constitutivos de un delito de terrorismo” con penas estratosféricas de
52 años para cada uno de los 7 encausados. Ello supondrá un ejercicio de
“terrorismo jurídico” por parte del Estado español que generará una inmediata
reacción de repulsa popular en todo el Estado española así como institucional
(Gobierno Vasco, Gobierno de Navarra y cargos autonómicos de
Podemos) y que terminará necesariamente en el Tribunal Europeo de Estrasburgo.
*La espiral del silencio de la mass
media del establishment español*
La mencionada deriva totalitaria del
Estado español estaría amparado por la “espiral del silencio” de los medios de
comunicación de masas del establishment (PRISA,
Vocento, Grupo Planeta, Grupo Godó, Grupo Zeta,
Editorial Prensa Ibérica, Unidad Editorial, TVE y Mediaset España), teoría
formulada por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann en su libro “La
espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social” (1977). Dicha
teoría simbolizaría “la fórmula de solapamiento cognitivo que instaura la
censura a través de una deliberada y sofocante acumulación de mensajes de un
solo signo”, *(todo el entorno abertzale es ETA), *con lo que se
produciría un proceso en espiral o bucle de retroalimentación positiva. Sin
embargo,la teórica política judío-alemana Hannah Arendt en su libro “Eichmann
en Jerusalén”, subtitulado “Un informe sobre la banalidad del
mal”, nos ayudó a comprender las razones de la renuncia del individuo a su
capacidad crítica (libertad) al tiempo que nos alerta de la necesidad de estar
siempre vigilante ante la previsible repetición de la “banalización
de la maldad” por parte de los gobernantes de cualquier sistema político,
incluida la sui-genéris democracia española, pues según Maximiliano Korstanje
“el miedo y no la banalidad del mal, hace que el hombre renuncie
a su voluntad crítica pero es importante no perder de vista que en ese acto el
sujeto sigue siendo éticamente responsable de su renuncia”.
negativa donde la realidad transcurre en términos antagónicos a los de una sociedad ideal”.
implantación por el Gobierno socialista de Felipe González de la Ley Antiterrorista de 1.985, definida por José Manuel Bandrés en su artículo “La Ley antiterrorista: un estado de excepción encubierto”, publicado en el
diario “El País”, como “la aplicación de facto del estado de excepción encubierto”. Dicha Ley Anti-terrorista (todavía vigente a pesar de la ausencia de actividad por parte de ETA), sería un anacronismo propio de la
dictadura franquista, un limbo jurídico que habría convertido los sótanos de cuartelillos y comisarías en escenarios distópicos de naturaleza real (no ficticia) y en Guantánamo virtuales refractarios al control de jueces,
fiscales y abogados y que facilitarían la labor de los Cuerpos de Seguridad del Estado para obtener evidencias delictivas mediante prácticas inadecuadas (léase tortura), prácticas confirmadas por las declaraciones de
Luis Roldán, Director General de la Guardia Civil con Felipe González.
“pacto antiyihadista” que bajo la falacia de combatir el terrorismo yihadista “convierte en delitos terroristas infracciones menores o conductas lícitas y supone un ataque a la línea de flotación del sistema
constitucional” en palabras de Manuel Cancio Meliá (artículo 573.1).
“terrorismo jurídico” por parte del Estado español que generará una inmediata reacción de repulsa popular en todo el Estado española así como institucional (Gobierno Vasco, Gobierno de Navarra y cargos autonómicos de
Podemos) y que terminará necesariamente en el Tribunal Europeo de Estrasburgo.
Editorial Prensa Ibérica, Unidad Editorial, TVE y Mediaset España), teoría formulada por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann en su libro “La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social” (1977). Dicha
teoría simbolizaría “la fórmula de solapamiento cognitivo que instaura la censura a través de una deliberada y sofocante acumulación de mensajes de un solo signo”, *(todo el entorno abertzale es ETA), *con lo que se
produciría un proceso en espiral o bucle de retroalimentación positiva. Sin embargo,la teórica política judío-alemana Hannah Arendt en su libro “Eichmann en Jerusalén”, subtitulado “Un informe sobre la banalidad del
mal”, nos ayudó a comprender las razones de la renuncia del individuo a su capacidad crítica (libertad) al tiempo que nos alerta de la necesidad de estar siempre vigilante ante la previsible repetición de la “banalización
de la maldad” por parte de los gobernantes de cualquier sistema político, incluida la sui-genéris democracia española, pues según Maximiliano Korstanje “el miedo y no la banalidad del mal, hace que el hombre renuncie
a su voluntad crítica pero es importante no perder de vista que en ese acto el sujeto sigue siendo éticamente responsable de su renuncia”.
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